Presentamos una nueva entrega de “El Editorial” por Miguel Ángel Corrales, Editor y Presidente del Periódico PublicidAD, referente al número impreso de Octubre de 2022. ¡No te lo pierdas!
"Tuve la suerte de asistir a la entrega de diplomas a los Académicos de Honor 2021 por parte de la Academia de la Publicidad, un acto en el que su nuevo presidente, Agustín Elbaile, confirmó que “la Academia de la Publicidad es la casa de todos y para todos”. Con este lema, que intenta resumir la filosofía de la nueva junta directiva, parece que ha conseguido firmar la paz entre los diversos sectores que integran la Academia: “se acabaron los enfrentamientos entre montescos y capuletos”, y volver a lograr la unión para que esta asociación siga por muchos años rescatando y conservando los nombres y curriculum vitae de los grandes profesionales que han conseguido que la publicidad española alcance el gran nivel que tiene. También, el reconocimiento que esta industria se merece.
En su discurso, el nuevo presidente reflexionó sobre la industria publicitaria: “una inspiración ilusionante a través de la historia“. Quiero hacer hincapié sobre uno de los puntos que le preocupan, no solo a él y a los académicos, sino que también nos debería de preocupar a todos: “Nadie confia en nosotros”. La publicidad ha caído y está en sus índices más bajos de popularidad, ”todos vivimos de la publicidad, pero poco hemos hecho para defenderla y prestigiarla”, indicó Marcos de Quinto; “el único contenido que no puede mentir por contrato es la publicidad”.
Tenemos que hacer una campaña que prestigie a nuestra profesión, ya que, según comentó Elbaile, la sociedad española no tiene confianza en la industria de la publicidad y el marketing. Ipsos nos sitúa en los últimos lugares de confianza; los ejecutivos de publicidad y marketing se sitúan, junto con los políticos y los profesionales de la banca, en los últimos puestos… Toca reflexionar y cambiar urgentemente muchas cosas: “Si este es un negocio basado en la confianza, tenemos que hacer que esta profesión sea digna y brillante”.
Una labor que debemos de afrontar todos. Los primeros, los medios profesionales, publicando información a favor de la profesión y huyendo de titulares que nos dan audiencia, pero menoscaban la dignidad profesional. Por otro lado, apoyando las iniciativas y campañas que nos prestigien y criticando aquellas que no sean deontológicamente adecuadas. Todas las asociaciones profesionales (18 me salían en un recuento hace un par de meses) deberían incluir esta lucha por dignificar la profesión y a sus afiliados entre sus principales objetivos.
Debemos tener mucho cuidado con las campañas de marketing que trasladamos a la sociedad, no solo a través publicidad, sino con acciones de comunicación que intenten aprovechar las necesidades sociales para aprovecharse de ellas, vender una imagen que no se percibe como real y recordar una vieja máxima del marketing: “se puede engañar a todos una vez, pero no se puede engañar siempre a todos”. El concepto de “campaña de marketing“ se ha convertido en un punto de crítica general y se utiliza constantemente en medios, como la televisión, como una denominación despectiva y negativa. Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo; un ejemplo: el Greenwashing, en el que las grandes compañías de pe tróleo y gas gastan cientos de millones en publicitar su trabajo ambiental, mientras que solo alrededor de una décima parte de su inversión se destina al desarrollo bajo en carbono. O a desarrollar acciones como la de una conocida compañía de supermercados francesa que planteó una estrategia siguiendo las directrices de nuestro Gobierno para ayudar a los consumidores con una cesta de 30 productos a 30 euros (aunque en las redes y los medios se les acusó de doble juego y de intento de lavar su imagen, ya que a productos básicos de esa misma cadena de distribución se les incrementó el precio al mismo tiempo, según detectaron los consumidores). Por tanto, ojo con las acciones que se pueden volver en nuestra contra y ocasionar una crisis de reputación que contribuya a continuar la leyenda negra de la profesión y, por tanto, su reputación negativa.
Las empresas están muy presionadas por las redes y quieren llevar por bandera los valores sociales y ecológicos (que en muchos casos no son parte de su ADN y no les corresponde). Hagamos productos que ayuden a la sociedad, pero no intentemos dar gato por liebre. Zapatero a tus zapatos; el consumidor no es tonto. Luchemos por dignificar lo que hacemos y decimos, y no nos tiremos piedras a nuestro propio tejado. Así, podremos empezar a recuperar nuestra imagen perdida".