El lunes se difundió una nueva versión del proyecto de ley de la UE, sin precedentes en el mundo, que pretende registrar todos los mensajes privados y chats en busca de contenido sospechoso (el llamado control de chats o regulación del abuso sexual infantil) y que POLITICO filtró poco después.
Según la última propuesta, los proveedores tendrían libertad para utilizar o no la «inteligencia artificial» para clasificar como «sospechosos» los chats de imágenes y texto desconocidos. Sin embargo, estarían obligados a buscar en todos los chats contenidos ilegales conocidos y denunciarlos, incluso a costa de romper la encriptación segura de extremo a extremo del mensajero.
Los gobiernos de la UE deben pronunciarse sobre la propuesta antes del 23 de septiembre, y los ministros de Interior de la UE deben respaldarla el 10 de octubre. Los proveedores de mensajería Signal y Threema ya han anunciado que nunca aceptarán incorporar esas rutinas de vigilancia a sus aplicaciones y que preferirán cerrar sus operaciones en la UE.
"En lugar de capacitar a los adolescentes para protegerse de la sextorsión y la explotación haciendo que los servicios de chat sean más seguros, las víctimas de abusos se ven traicionadas por un proyecto de ley poco realista que está condenado en los tribunales, según la propia evaluación jurídica del Consejo de la UE", critica Patrick Breyer, ex diputado del Partido Pirata en el Parlamento Europeo y co-negociador de la posición crítica del Parlamento Europeo sobre la propuesta. Y añade: "Inundar a nuestra policía con pistas en gran medida irrelevantes sobre material antiguo y conocido desde hace tiempo no salvará a las víctimas de los abusos continuados y, de hecho, reducirá la capacidad de las fuerzas del orden para perseguir a los depredadores. Los europeos deben comprender que, si se aplica este proyecto de ley, no podrán utilizar los servicios de mensajería segura habituales, lo que significa perder el contacto con amigos y colegas de todo el mundo. ¿Realmente quieren que Europa se convierta en el líder mundial en la colocación de micrófonos en nuestros teléfonos inteligentes y en la vigilancia general sin objetivos de los chats de millones de europeos respetuosos con la ley?".
Breyer describe la "concesión de restringir la vigilancia de los chats a contenidos ilegales supuestamente «conocidos» como una fachada: Independientemente del objetivo, imaginemos que el servicio de correos simplemente abriera y husmeara en cada carta sin sospechar nada. Es inconcebible. Además, es precisamente el actual escrutinio masivo de contenidos supuestamente conocidos por parte de las grandes tecnológicas lo que deja al descubierto miles de chats privados totalmente legales, sobrecarga a las fuerzas del orden y criminaliza masivamente a los menores".