Un otoño caliente, y no sólo meteorológicamente hablando, ya saben que hay resaca, fuerte marejada sería quizás un término más oportuno, por la adjudicación de los seis canales de TDT que hace unos viernes anunció el Gobierno.

Atresmedia y Mediaset España forman un auténtico duopolio televisivo

Un otoño caliente, y no sólo meteorológicamente hablando, ya saben que hay resaca, fuerte marejada sería quizás un término más oportuno, por la adjudicación de los seis canales de TDT que hace unos viernes anunció el Gobierno.

Porque nos encontramos lo mismo de siempre. Los adjudicatarios, tan contentos, no saben lo que les espera, y los que se han quedado a la luna de Valencia, agraviados, porque ellos, claro está, tenían sin duda alguna mucho más mérito que los ganadores, han presentado o van a presentar los recursos correspondientes para anular las concesiones. Y además con las generales a la vuelta de la esquina.

El caso es que una vez anulados los acuerdos, por decisión judicial, del gobierno Zapatero y concedidos seis de los ocho canales que existían, la situación viene a ser prácticamente la misma. Atresmedia y Mediaset España forman un auténtico duopolio televisivo y sus datos, prácticamente el 60% de la audiencia publicitaria y cerca del 90% de los ingresos se van a mantener o incrementar con la reasignación de dos canales que minimizan notablemente la pérdida de los tres, resultante de la anulación de la anterior concesión. Los dos grupos reúnen 13 canales y es muy complicado para el resto entrar a competir por la tarta publicitaria que, como todos sabemos, es la mayor de todos los medios. Cualquiera de los dos grupos dominantes no se puede sentir inquietado por competidores que están batidos de antemano en cualquier publico objetivo que exija el anunciante. Sólo la vuelta a la publicidad de TVE moderaría el peligro de abuso de posición dominante y sería una garantía de que los precios no dependerían de decisiones, que aunque no sean pactadas, jamás van a significar el más mínimo riesgo para la cuenta de resultados.

Ante esta situación los anunciantes deberían presentar ante el gobierno de turno, sea el que sea, un planteamiento serio para que la televisión pública pudiera financiarse en parte con publicidad, regulando con ello, de alguna manera, tanto los bloques publicitarios como los precios de los targets.

Por lo demás, aunque no es relevante, 13 televisiones dejará el alquiler de una de los dos canales concedidos a Veo Televisión (El Mundo) para mudarse a “casa propia” con lo que quedará libre un canal que probablemente irá a parar a alguna multinacional del entretenimiento y Secuoya, que hasta ahora producía para otros, obtiene una licencia que transformará, según cuenta, en un canal familiar. Los otros dos canales adjudicados son para el Real Madrid y Kiss. Total: cambiar para que todo siga igual.

En la prensa parece que se va dando carpetazo a una parte de la crisis y aunque el problema de fondo, que es la ausencia de auténticos planes de negocio, sigue como estaba, ya no llueve tanto. Los editores están presentando números positivos después de muchos años de sequía y, sin lanzar las campanas al vuelo, hay sangrías que se están conteniendo. Es verdad que se están logrando estos resultados en base a tijeretazos por todas partes, pero ahí están. Ahora lo que hace falta es pensar en el mercado y tomar decisiones valientes, es decir; que los cancerberos dejen actuar a los emprendedores. Pues así será si así les parece.

Que sean buenos