Se celebra el Día de la Madre, y más allá de los habituales y, tantas veces, horteras anuncios de colonias y similares para regalar a las respectivas esposas o madres, la publicidad parece volver a descubrir a este personaje para incorporarlo en sus mensajes.

“Coca-Cola nos demuestra que no hay un modelo único de familia”

Se celebra el Día de la Madre, y más allá de los habituales y, tantas veces, horteras anuncios de colonias y similares para regalar a las respectivas esposas o madres, la publicidad parece volver a descubrir a este personaje para incorporarlo en sus mensajes.

Desde el spot del sorteo especial de la ONCE, en el que la madre repite, cualquier conocido mensaje (que tan poco ha gustado a los hijos que les vuelvan a recordar), o recomendación que, exagerándola, llega a diecisiete millones de veces..., la misma cantidad que recibe el ganador de ese gran premio. Muy bien llevado, es cálido y eficaz. Aunque, también hay que decirlo, es un mensaje en el que se repite punto por punto el mismo texto que se utilizó para el también extraordinario sorteo del Día del Padre de la misma organización.

En otra campaña, otra madre recuerda cómo la suya le fue marcando durante su niñez con las típicas frases que aparecen sacadas del libro de “tal monaguillo” y ahora, por fin, puede callarle la boca gracias a las proteínas y al fósforo que aportan las salchichas Campofrío y, además, de paso, abrir las de sus hijos. Es una deliciosa combinación de humor y racionalidad con un producto tan poco glamuroso como una salchicha.

¿Y cuántos tipos de madres podemos encontrar en la familia moderna? ¿Madres que podrían ser abuelas? ¿Madres de razas diferentes? ¿Madres que hacen de papás? ¿Madres de sexo masculino?... Coca-Cola, en su famosa fórmula que busca la felicidad, nos demuestra que no hay un modelo único, precisamente, a través de un emotivo spot en que unos niños cuestionan el papel de sus padres por lo que dicen sus compañeros de colegio. Así, nos muestran un diferente surtido de madres con las que, como no, se sienten felices.

Y es que algunos hijos desearían ser sus madres (no sé si aquí tendrá que ver algo un tal Edipo); ahora nos encontramos hijos varones que se ponen rulos, imitan actitudes y frases de sus madres y bajo el fondo musica de “madrecita del alma querida” intentan convertirse en sus madres, para así disfrutar de una buena paella (aunque solo tendrían que eleigr arroz SOS)...En fin, está claro que estamos en el mes de la madre.

Que ustedes (y sus madres) también sean felices.