Charles Burns es uno de los más particulares autores de cómic surgidos en los últimos años en Estados Unidos. Su estilo, a medio camino entre la línea clara centroeuropea y el underground aporta una nueva mirada al mundo de narrar historias mediante
imágenes secuenciadas. Burns es autor de las inquietantes historias de Agujero negro (La Cúpula, 2001 y reeditado actualmente) en las que, en doce episodios, conforman un universo de terror que trae a la memoria películas de serie B de los años 50 que jugaban
con intrigas inexplicables que se hacían presentes para cambiar la vida y el futuro de los seres humanos (recuérdense El in - creíble hombre menguante, El hombre con rayos X en los ojos, La invasión de los ultracuerpos, La amenaza de Andrómeda...).

El color se apodera de Charles Burns con Tóxico

Charles Burns es uno de los más particulares autores de cómic surgidos en los últimos años en Estados Unidos. Su estilo, a medio camino entre la línea clara centroeuropea y el underground aporta una nueva mirada al mundo de narrar historias mediante
imágenes secuenciadas. Burns es autor de las inquietantes historias de Agujero negro (La Cúpula, 2001 y reeditado actualmente) en las que, en doce episodios, conforman un universo de terror que trae a la memoria películas de serie B de los años 50 que jugaban
con intrigas inexplicables que se hacían presentes para cambiar la vida y el futuro de los seres humanos (recuérdense El in - creíble hombre menguante, El hombre con rayos X en los ojos, La invasión de los ultracuerpos, La amenaza de Andrómeda...).

Claro que los tiempos han cambiado y en la obra de Burns aparecen más las sustancias estupefacientes co mo argumentos principales para introducirse en esas di - mensiones desconocidas. Es aquí donde aparecen las influencias de autores como William Bo rroughs o David Cronenberg, revoluciones pasadas como la liberación sexual de los sesenta o la estética punk de los setenta. Con todo este mejunje, el historietista estadounidense ha sido capaz de crear un estilo muy particular y reconocible. Estilo que en su nuevo libro, Tóxico, añade dos elementos más a tener en cuenta. Uno de ellos, el color como nevedad, que aporta brillo a su dibujo elegante y lo convierte, gracias al recuerdo de Hergè, el autor de Tintín, en una obra exquisita y muy sugestiva. Tóxico, la primera de las tres partes de que consta la narración, habla de un personaje psicótico, adicto a las drogas, que se ve lanzado a un mundo de pesadilla en el que la ali mentación caníbal se hace protagonista como si fuera una invasión extraña, como si el mundo se hubiera visto infectado por una demente radiación que altera las percepciones. Sin saber muy bien por qué, Tóxico se convierte a su vez en una especie de droga hipnótica de la que ya estoy ansiando la continuación (como una buena droga).

CHARLES BURNS
Tóxico (Random House Mondadori, 2011