Con el paso de los días y la llegada del verano, a la preocupación de doblegar la pandemia del Covid-19 se añade otra: salvar la temporada turística. Hablamos de un sector fundamental en España que representa el 12% del PIB y casi tres millones de empleos (según datos del INE, 2018). Cada vez es más improbable que en julio y agosto se repitan las imágenes de terrazas y playas abarrotadas, pero hay otro tipo de turismo que podría ofrecer un horizonte de recuperación y esperanza: el turismo rural y, especialmente, el enoturismo.
“Las actividades y experiencias que más rápido se recuperarán son las de turismo rural y naturaleza, al prestar sus servicios en un espacio abierto y contar con una capacidad reducida y no masificada de alojamientos en parajes rurales”, explica María Dolores Cortina, profesora de Innovación y Gestión de la Calidad en ESIC Business & Marketing School. Tras pasar la mayoría de la población el confinamiento en ciudades, es probable que la mayoría de los turistas opten por buscar descanso fuera de las zonas urbanas y pongan su vista en lo rural, donde “la masificación del turismo aún no es una realidad”.
“Es un buen momento para potenciar el enoturismo de nuestras bodegas, un gran desconocido a nivel nacional e internacional. Cumple con los requisitos de encontrarse en zonas rurales y de ser un turismo sostenible y no masificado”, indica Cortina, “todos los estudios e informes apuntan a una redirección de la economía hacia la ecología y la sostenibilidad en el sector turístico y energético, y es uno de los principales objetivos de la Unión Europea”.
Así parece apuntarlo también el informe Viajes National Geographic sobre ‘Las claves del turismo post Covid-19’, que apunta la necesidad de un turismo que pase “por la sostenibilidad y la proximidad para recuperarse. Habrá que reducir las plazas de alojamiento y mejorar las infraestructuras en muchas zonas masificadas del territorio español. El turismo rural será uno de los beneficiados”.
Respecto al turismo de sol y playa, el más común en España, es probable que sea el segundo que más avance “siempre que se tomen medidas tendentes a garantizar la sensación de salubridad”, apunta Cortina. El tercer grupo englobaría las escapadas urbanas y el turismo cultural, para los que se prevé una recuperación más lenta. Por último, el turismo de reuniones y los viajes corporativos será el último en recuperarse, según las tendencias actuales.